![]() Recuerdo que hace mucho tiempo, tuvimos una plática con un buen amigo en México sobre ciertos principios que eran fundamentales para alcanzar éxito, fruto de esa conversación, salió a luz un ejemplo que aún a la fecha, sigue siendo para mi la mejor explicación de cómo nuestro liderazgo basado en valores, construye o destruye nuestras posibilidades de éxito. Supongamos que vamos a un super mercado y vemos un racimo de uvas, decidimos que vamos a probar una uva para tomar la decisión de si compramos ó no el racimo completo, tomamos la uva y la comemos, independientemente de si nos gusta o no, ahora deberíamos de comprar el racimo ya que tomamos de él una uva que no nos correspondía, sin embargo, si decidimos no comprar el racimo, pensamos que no le hacemos daño a nadie, ya que esa uva no se la van a cobrar a nadie; supongamos por un momento que esto es así, que efectivamente dicha uva no tendrá ninguna consecuencia negativa en nadie, sin embargo el efecto negativo lo provocamos en nosotros, ya que esa uva empezó a minar la base de un valor en nuestro interior, hoy dejó de ser importante para nosotros una uva, mañana iremos por un jugo (que por cierto sí se lo cobrarán a alguién) y pensamos: "es como quitarle un pelo a un gato", el problema está en que poco a poco, el valor va perdiendo validez en nuestro interior, poco a poco iremos negociando cosas con cada vez mayor precio, pero para que esto pase, nuestra consciencia debe ir callando, cosa que no ocurre de manera natural, sino únicamente ocupando nuestra mente con distracciones que permitan enfocarnos en cosas menos sublimes, cada vez menos profundas, de tal forma que al final, esa consciencia ya no sea capaz de alzar la voz, con el tiempo la hemos callado bajo el peso de nuestros propios argumentos, argumentos que nos convencen a nosotros y, a veces a quienes nos rodean de qué, lo que hacemos, está bien si nos lleva a alcanzar la satisfacción de nuestras necesidades inmediatas. El problema es que, aunque logremos callar nuestra consciencia, lo que realmente hicimos es dejar de escucharla, pero la misma sigue tratando de hablar, sin no lo logra de forma consciente, empezará a buscar medios para incomodarnos, llegará el momento donde la enfermedad, la ansiedad, la amargura, la depresión o la misma insatisfacción con nosotros mismos, no nos dejará disfrutar aquello que hemos logrado, al final del camino, no tendremos éxito porque lo que logramos, lo que nos ha llenado por momentos, cada vez se vuelve menos capaz de llenar nuestros vacíos, la ambición se enciende y nos perdemos en un espiral sin salida, que sólo se puede detener si vemos hacia el interior para tratar de recuperar lo que realmente somos. El ejemplo lo hemos puesto con la honradez, pero podríamos aplicarlo a cualquier valor de nuestra vida, a veces dejamos de hacer lo que debemos y nos justificamos en el interior, nos hemos olvidado de cosas importantes, hemos dejado de ser disciplinados, honestos, transparentes, puntuales, etcétera y, empezamos a poner siempre una justificación a nuestra falta de vivencia de valores, pero dentro, nuestra consciencia, empieza a crear una incomodidad que podría llegar a destruir nuestra estabilidad personal, familiar e incluso, lo estamos viendo en nuestros países, puede destruir nuestra sociedad. Por supuesto que para entender esto, debemos redefinir el éxito, ya que el mismo no es sólo tener cosas materiales, ni alcanzar nuestras metas, de ¿qué sirve alcanzar lo que nos proponemos si cuando lo tenemos no podemos disfrutarlo?, o bien si no tenemos con quién disfrutarlo, el éxito podemos vivirlo hoy mismo, si somos capaces de disfrutar de lo que tenemos, creando dentro de nosotros un plan basado en principios reales y no negociables para alcanzar las cosas que no tenemos y anhelamos. Por lo mismo, si hoy nos hemos alejado del verdadero éxito, es momento de detenernos a pensar cuáles son los valores que hemos negociado para alcanzar nuestras satisfacción inmediata y empezar a recuperar lo que realmente somos para que podamos disfrutar de la vida, en el próximo blog, hablaremos sobre cómo recuperar éstos valores, por el momento, podemos empezar por sentarnos a pensar si la vida que tenemos es la vida que queremos, si de verdad estamos siendo capaces de disfrutar lo que hemos logrado, o bien, llegamos a la meta y hoy somos infelices porque hay una incomodidad interna que está tratando de gritarnos que hemos hecho las cosas de cabeza. Disfruta lo que tienes, y si no puedes hacerlo, ordena tu interior, tus valores, trabaja en recuperar tu esencia.
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Sergio LariosSolo si estás dispuesto a enfrentar tus mayores temores, podrás acceder a tus más grandes sueños. Categories
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Julio 2019
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